No es una coincidencia que todos los bebés se metan las cosas a la boca o lo toquen mil veces. Por naturaleza, los sentidos son la base de su aprendizaje y el entendimiento del mundo que los rodea.
Es frecuente que los bebés cojan su sonajero, lo miren, lo metan en la boca, lo agiten, lo tiren… todo esto forma parte del aprendizaje del bebé usando todos sus sentidos (vista, olfato, tacto, gusto y oído) para investigar todo sobre ese juguete.
De acuerdo con investigadores de la Universidad de Michigan, es importante que los bebés practiquen juegos sensoriales, porque a través de ellos, exploran, conocen y desarrollan habilidades cognitivas y obtienen miles de beneficios como los siguientes:
- Resolución de problemas. El desarrollo cognitivo que obtienen les ayuda a resolver cualquier problema que se presente. Esto se debe a que su cuerpo tiene una memoria sensorial que usamos para comprender y tener el conocimiento necesario para hacer mejor las cosas.
- Buenas habilidades matemáticas. Cuando realizan experimentos, analizan las formas, colores y texturas de los materiales, logran realizar una mejor clasificación; además, entienden los principios básicos como causa-efecto.
«Descubrir y diferenciar estas características es un primer paso en la clasificación: una parte importante del aprendizaje y descubrimiento de la ciencia en preescolares».
Buen desarrollo del lenguaje y de escritura. El juego sensorial les ofrece habilidades de pre-escritura, sobre todo si las actividades incluyen una coordinación ojo-mano. Además, estimulan la motricidad fina, básica para un buen agarre del lápiz y hacer bien los trazos.
- Relajación. Tocar diferentes texturas o escuchar música tranquila le ayuda a los pequeños a calmar sus emociones como el enojo o sensaciones como desesperación, angustia o estrés.
- Mayor creatividad. El juego sensorial desarrolla la imaginación, pueden crear historias con todo el conocimiento que adquieren de sus sentidos.
¿CÓMO FOMENTAR EL JUEGO SENSORIAL?
Es más simple de lo que parece. Los investigadores de la Universidad de Michigan recomiendan:
- Hacer una tabla de textura, donde pegues objetos que tengan diferentes colores, olores y texturas como: papel, semillas, telas, cartón, plástico, bolitas de hidrogel…
- Jugar con masas sensoriales.
- Hacer bolsas herméticas con agua de colores, frutas, verduras, botones y cierres.
- Jugar con materiales naturales como palos, piñas…
- Experimentar en areneros
Un entorno rico en estos estímulos es una buena manera de enseñarle al bebé el mundo a través de los objetos que lo rodean.