La duda sobre dejar llorara al bebé o no, es uno de los temas que mas controversia ha generado en nuestros tiempos. Los padres se cuestionan si dejándolos llorar les creamos algún trauma o, por el contrario, si responder rápidamente a su llanto hará que se conviertan en niños dependientes e inseguros.
Muchas familias que deciden criar a sus hijos con apego prefieren atender el llanto de su bebé al momento. Estos bebés que son calmados en los brazos de sus padres con cariño y amor se ven reconfortados y enseguida cesa este llanto.
Por otra parte, los padres que dejan llorar a su bebé hasta que se calma, conseguirán que su bebé duerma toda la noche convirtiéndose en un niño autosuficiente.
Pero si consideramos a los bebés como personas que son, el debate pasaría a otro plano imponiéndose la lógica. Si ves a una persona llorar, el instinto de calmarlo y darle apoyo es inmediato, por lo que sería aplicable también en los bebés.
Somos conscientes de que hay situaciones en las que el llanto es inevitable, como es el caso de una vacuna. Pero ofrecerles el apoyo y los brazos de sus padres para acompañar y reconfortar ese dolor, hace que el bebé se calme antes.
Carlos González nos lanza este pensamiento para que reflexionemos al respecto:
“Otras veces estás en el baño y el niño llora y no puedes salir. Pues bueno, se tendrá que esperar. Ahora, tener al niño sentado y yo aquí sentado sin hacer nada. [Pensar]Ahora no voy…Yo no lo haría nunca. No lo haría con mis padres. No lo haría con mi mujer. No lo haría con mis amigos. ¿Por qué tengo que hacerlo con mis hijos? Si mis hijos me necesitan, yo voy, siempre que pueda”.
Al entender que somos capaces de calmar y reconfortar a un bebe que llora, queda atrás el debate. Es una decisión personal el modo de actuar ante este hecho.
Nuestras razones para no hacerlo son las siguientes:
1- Puede convertirlos en niños inseguros
Los niños cuyos padres no son lo suficientemente receptivos y sensibles, se vuelven a menudo inseguros. Las personas seguras son más propensas a ser sociables, populares, compasivas y altruistas. Los individuos inseguros tienden a ser inestables en sus relaciones, mostrando ansiedad, desconfianza, posesividad… Gran cantidad de investigaciones aseguran que el contacto físico regular, la tranquilidad y la respuesta rápida a la angustia de los bebés favorece a que sean adultos seguros y confiados.
2- Perjudicial para las relaciones padres-hijos
Ser atendido es una de las necesidades más básicas de un bebé. Si un niño aprende que puede contar con sus padres en ese momento, también lo hará cuando sea mayor y necesite su apoyo.
3- Niños muy independientes
Aunque cuando dejamos a un bebé llorar, finalmente suele calmarse. Esto no lo hace porque el problema se haya aliviado, sino porque ha perdido la confianza en que alguien le vaya a proporcionar comodidad. Esto da lugar a que se conviertan en niños menos sensibles, más deprimidos y sin empatía.
4- Disminución del desarrollo intelectual, emocional y social
Los bebés cuyos llantos son ignorados tienden a no desarrollar habilidades intelectuales y sociales sanas, muestran más dificultad para controlar sus emociones y tardan más en ser independientes.
5- Cambios perjudiciales en el cerebro del bebé
Los bebés lloran para que sepamos que necesitan algo. Y si esas necesidades no obtienen respuesta, les causa estrés. El estrés en la infancia puede resultar en impactos negativos sobre el cerebro, elevando las hormonas del estrés, obstruyendo el drenaje de la sangre al cerebro y disminuyendo la oxigenación de éste.
6- Amor
Les debemos demostrar que estamos ahí para ellos. Notar que no pueden contar con sus padres, puede generarles muchos problemas sociales.
7- Traumas
Los bebés que se quedan dormidos llorando, normalmente caen en sueños más profundos. Y aunque esto pueda parecer un éxito, los bebés y niños pequeños suelen caer en sueño profundo después de sufrir un trauma. Por lo tanto esto no debe considerarse como una prueba de qué funciona.
8- Falta de respeto
Incluso los adultos necesitamos que en algún momento alguien nos consuele. Imagínate los bebés. No acudir cuando están llorando es como decirles que sus necesidades no son importantes y puede ser considerado como una falta de respeto hacia ellos.