En muchas ocasiones vemos como los papás sientan a sus bebés antes de que ellos sean capaces de hacerlo por sí mismos, incluso con la intención de enseñarles a hacerlo. Pero lo cierto es que los niños no necesitan que nadie les enseñe a sentarse o a caminar. Ellos pueden hacerlo por si mismos siempre que dispongan de libertad de movimiento en el suelo. Lo cierto es que en el mercado hay una gran variedad de productos para sentar a los bebés, pero, muy en contra de lo que puede parecer en un primer momento, estos artículos dificultan el correcto desarrollo del niño. Por tanto, los asientos de baño, hamaquitas… no son recomendables si el niño aun no es capaz de sentarse por si mismo.
El hecho de que el bebé no pueda sentarse por si mismo, quiere decir que su cuerpo no está todavía preparado para ello, por tanto, no hay que forzarle.
¿POR QUÉ NO DEBE HACERSE?
Os detallamos varias razones por la que esta es una práctica que evitar con los bebés:
- El rol del bebé pasa a ser totalmente pasivo ya que en esa posición no puede hacer otra cosa más que observar, ya que no tiene el control para poder moverse por si mismo. De este modo se convierte en dependiente del adulto en vez de ser autónomo para poder aprender a controlar su cuerpo y a descubrir su entorno.
- Sabemos que la inteligencia del bebé en esta etapa se desarrolla de a través de sus sentidos y del movimiento. Si impedimos este movimiento, estamos poniendo trabas al desarrollo de su inteligencia.
- Los bebés tienden a cambiar constantemente de postura. Si lo forzamos al sentado, en cuanto se cansa, no pude libremente adquirir una nueva posición, sino que tiene que recurrir al adulto para que lo cambie.
- Al sentarlos, podemos provocar una sobrecarga en su espalda, que más adelante pueda contribuir en la aparición de escoliosis u otras dolencias.
- Si la posición del bebé es demasiado arqueada al sentarse, su capacidad respiratoria varía, lo cual puede causarle dificultades respiratorias.
- Al sentar al bebé conseguimos que integre el plano vertical antes en el horizontal de lo que ocurriría si se hiciese de forma natural. Esto puede acarrear problemas de visión y de enfoque.
- Por otra parte, si el bebé tiene que apoyarse en las manos para sujetarse o no perder el equilibrio, su coordinación se ve limitada, ya que no puede coger los objetos de su entorno e interactuar con él.
- Las piernas, que son las protagonistas del movimiento del niño, adquieren un papel meramente pasivo.
- Otra de las consecuencias de un sentado prematuro, es que el bebé va a tener más dificultades para gatear, ya que durante el tiempo que ha estado sentado, ha perdido oportunidades de movimiento y experiencias previas.
- El gateo previo al “verdadero”, ese en el que los niños van con una rodilla y un pie u otras variantes similares, hace que el bebé vaya corrigiendo su técnica y aprendiendo a integrar los patrones que posteriormente le servirán para gatear de manera correcta. En cambio, en niños que no han tenido esa libertad para experimentar, vemos como muy frecuentemente se desplazan arrastrando el culete o con una pierna delante y otra detrás, lo cual no es beneficioso ni para la cadera ni para la espalda del bebé.
¿CUÁNDO APRENDEN LOS BEBÉS A SENTARSE SOLOS?
Dependiendo del tiempo que haya pasado en el suelo, de las experiencias que tenga, esto determinará el momento en el que él esté preparado para hacerlo. Normalmente suele hacerse en torno a los 9 meses, pero varía de un bebé a otro.
Un niño que tiene libertad de movimiento, aprende a sentarse a la par o un poco después de aprender a gatear. Lo hace desde la posición de boca abajo o de costado, pero nunca haciendo fuerza con los abdominales (esto ya lo hará de adulto).
Para que un niño aprenda a sentarse por si solo, es necesario que previamente haya pasado por las fases anteriores (girarse, reptar…) Sólo después de practicarlo en múltiples ocasiones, estará preparado para hacerlo.
Por tanto, hay que potenciar el movimiento en los bebés, pero respetando sus ritmos y sin hacer que se salte ninguna de las etapas.